Nada más llegar al hospital me miraron y me pusieron otra vez los monitores, me dijeron que me había puesto de parto ¡por fin!. Papá llegó enseguida y el abuelo Rafa pasó las maletas con tu ropita y la de mamá al hospital.
A la 1 de la tarde me dejaron ingresada, y me metieron en una sala para dilatar, allí ya estaba papá conmigo. Y sólo teníamos que esperar.
Yo estaba con molestias, y él del aburrimiento se entretuvo con su black berry a escribir a los amigos a través del facebook, que ya estábamos en el hospital, que ya venías de camino...
A las 4 de la tarde, me dijeron que si quería ponerme la epidural, yo quería intentarlo sin anestesia, pero aquello empezaba a doler más de lo que imaginaba y me la pusieron con junto con la oxitocina para dilatar más rápido.
Menos mal que me la puse, ya que de no ser así, no habría disfrutado tanto del parto, es una experiencia increíble que nunca olvidaré.
En una de las exploraciones después de ponerme la anestesia, la ginecóloga me dijo que te estabas girando, mirando hacia mi tripa, y tenías que estar mirando hacia mi espalda; me pidió que cambiara de postura para que te dieras la vuelta.
Después de muchos esfuerzos y tras los primeros pujos, al final conseguimos que te quedaras colocado, y a papá le dieron una bata verde para que pudiera entrar en el paritorio. Teníamos que darnos prisa, ya que según los médicos, estabas sufriendo con las contracciones.
A eso de las 7 menos cuarto, me metieron en el paritorio para continuar con los pujos. Pero los nervios me pudieron y me eché a llorar; pensaba que no iba a ser capaz. Entonces la doctora me animó y me cogió la mano, ¡pude tocar tu cabecita antes de que nacieras!, y eso me dió muchas fuerzas para dar el último empujón.
En ese momento entró papá en el paritorio, y se colocó detrás de mí, me estuvo animando todo el rato hsta que por fin naciste. Eran las 7 de la tarde, y fue un momento que no olvidaré nunca, te colocaron encima de mí (por cierto que te hiciste la primera caca encima de mamá), yo te miraba y no paraba de decir: ¡mi niño, hola mi niño!, mientras te acariciaba.
Los médicos te llevaron a una mesita que había cerca para ver si estabas bien, y enseguida te enrollaron en una toalla, te pusieron un gorrito y te dieron a papá, que vino contigo en brazos a la camilla donde yo estaba. Mientras, la ginecóloca terminaba conmigo, dándome sólo un par de puntos interiores.
Enseguida nos pasaron a la misma sala donde estábamos antes, un par de horas para estar los tres solos.
La ginecóloga nos felicitó, tú estabas muy sano, aunque habías nacido con una vuelta de cordón y con un brazo entre el cordón y el cuello, pero todo estaba bien. También me dio la enhorabuena porque había colaborado mucho en el parto, eso ayudó a que no me tuvieran que dar apenas puntos, y gracias a eso me recuperaré mucho antes. Todo había salido genial.
Al nacer mides 49,5 cms y pesas 3,050 kilos.
Papá salió enseguida al pasillo a dar la noticia de que habías nacido, allí estaban esperando los abuelos Maribel y Andrés, el abuelo Rafa, Antonia, los tíos de mamá Pili y Ramón, y tus padrinos Sergio y Bety.
Mientras yo me quedé contigo en la sala intentando darte de mamar. Yo no podía parar de mirarte, no podía creer que hubieras crecido dentro de mí, y que por fin te tenía en brazos.
El tio Sergio vino a conocerte a la sala de recuperación, para ayudar a papá a subir todas las maletas a la habitación que nos habían dado en planta. Te tocó sólo con un dedo, ¡muy despacito!. Eres tan pequeñito que le daba miedo hacerte daño.
A eso de las 9 de la noche nos subieron a la habitación, y por fin todos pudieron conocerte. A más de uno se le escapó alguna que otra lagrimita, a mamá también... y es que estabamos todos muy emocionados.
Ohhhhh, esto no lo habia leido y estoy llorando como una tonta......que bonito!!!!!
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